lunes, 25 de junio de 2007

Hen Wlad Fy Nhadau


Una pequeña y humilde lección de historia, relacionada con esa tierra mágica de la que ya he hablado. Merece ser descubierta. Viajemos de nuevo al país de Cymru.
El primer día de Marzo es una ocasión especial para todos los galeses. Es la festividad de St. David, santo patrón de Gales. Conmemora el día en que murió, allá por el 598 después de Cristo. Según su biógrafo: “Entró en el Cielo donde fue recibido por un grupo de ángeles”.
Esta festividad nacional ha sido fervorosamente celebrada por los galeses y, hasta la Reforma de la Iglesia, se consideraba una fiesta religiosa. Durante el siglo XVI, era la costumbre del Rey Enrique VII, galés, pagar generosamente un banquete por su guardaespaldas, también galés, en el día de St. David.
Durante las celebraciones hay entusiastas y calurosas representaciones del Himno Nacional Galés, “Land of My Fathers” (“Tierra de mis Padres”). Para los galeses, la canción simboliza el cariño y el afecto que sienten por su patria y todo lo que significa para ellos. Pero poca gente sabe que este célebre y querido himno fue compuesto hace 150 años. Y esta es su historia. Nació en la ciudad de Pontypridd, en el valle del Rhondda. Fue el resultado de la colaboración entre padre e hijo: Evan James y James James. El padre, Evan, era un comerciante de tejidos (lana en su mayor parte, proveniente de las celebérrimas ovejas galesas), mientras que James era un apasionado aficionado de la música y un brillante arpista. Vivían cerca de la pequeña fábrica textil de la calle Mill en Pontypridd. Una muy buena fuente documental (una carta de uno de los cinco hijos de James, fechada el 4 de Diciembre de 1910, conservada en la Biblioteca Pública de Cardiff) nos relata la composición de la pieza: “Con frecuencia he oído a mi padre contar que una tarde de Domingo del mes de Enero de 1856, salió a pasear por el camino de Rhondda y que esa melodía acudió a su cabeza. Cuando regresó a la casa de mi abuelo le dijo: “Padre, he compuesto una melodía que, en mi opinión, es muy apropiada para una canción patriótica galesa. ¿Escribirías algunos versos?”” Entonces, James tocó la melodía con su arpa y Evan, conmovido por la emoción que le embargaba, comenzó a garabatear la letra en una pizarra. Completó la primera estrofa esa misma tarde y la segunda y tercera a lo largo de la semana. El manuscrito original de la letra y la música (escrito por James James) se encuentra en la Biblioteca Nacional de Gales, en la ciudad universitaria de Aberystwyth.
Un estudio del texto concluye que la letra es la misma que aún se canta hoy en día, pero la melodía difiere ligeramente de la composición original.
Originalmente, a la canción de James se la conocía con el prosaico título de “Glan Rhondda” (“Tierra de Rhondda”), en conmemoración al lugar de su composición. En el año 1858 participó en un certamen, Llangollen National Eisteddfod. Un “Eisteddfod”, en Gales, es un festival o una competición de las artes, especialmente de poesía y canto (recordad que es tierra de Bardos). Allí fue alabada por el jurado, otorgándoles a James y a Evan una medalla. Pronto empezó a ser conocida como “Hen Wlad Fy Nhadau”, “Tierra de Mis Padres”, en referencia a las primeras palabras de la canción. Ya con ese nombre, fue cantada por primera vez en público en una pequeña capilla de un pueblo cerca de Pontypridd. La solista fue una chica de 16 años llamada Elizabeth John. En el mismo año, el propio James James la cantó, acompañado por un arpa, en la ceremonia de apertura de un Eisteddfod en Pontypridd. A finales del siglo XIX, la canción ya era considerada por la gente como la canción nacional galesa. Cada evento de cierta relevancia donde se reunieran galeses incluía entre sus actos que todos cantaran el himno. Los “Eisteddfodau” que se celebraron por todo el país hicieron a la canción parte de sus actos. A principios del siglo XX se constituyó un fondo para mantener la memoria de Evan James y James James. Todos los galeses fueron invitados a contribuir. Se les animaba así: “Guineas, medias Guineas y sumas más pequeñas serán bienvenidas de aquellos que no puedan proporcionar más: subscripciones más elevadas podría venir libremente de otros. Pero la respuesta ha de ser inmediata.” Cuando el fondo cerró en 1914, se habían recolectado más de 1.000 libras (de aquella época). En el parque Ynysangharad, en Pontypridd, apenas a cien yardas del lugar de la calle Mills donde compusieron el himno, el escultor Sir W. Goscombe John comenzó su trabajo para conmemorar a los benefactores de Gales. Los años de la I Guerra Mundial y la posterior depresión, dificultaron el progreso. El 23 de Julio de 1930 se descorrió el velo que cubría dos figuras de bronce, una mujer representando la poesía y un hombre sosteniendo un arpa. Una inscripción en galés e inglés en el pedestal de las estatuas resumía la historia de la composición de “Tierra de Mis Padres”. En esa agradable tarde veraniega, unas 10.000 personas cantaron el himno, acompañadas por la banda del 5º Regimiento Galés. Las colinas circundantes acompañaron el glorioso cantar, expandiendo el sonido hacia el horizonte y más allá, hacia la tierra de los Sueños y de la Libertad.
Dedicado a todos aquellos que lucharon y murieron defendiendo la Libertad. Para Thomas de Cardiff, cuántas cosas me habré perdido…

CYMRAEG
Mae hen wlad fy nhadau yn annwyl i mi/Gwlad beirdd a chantorion, enwogion o fri/Ei gwrol ryfelwyr, gwladgarwyr tra mâd/Tros ryddid gollasant eu gwaed

Gwlad, gwlad, pleidiol wyf i'm gwlad/Tra môr yn fur i'r bur hoff bau/O bydded i'r hen iaith barhau

Hen Gymru fynyddig, paradwys y bardd/Pob dyffryn, pob clogwyn, i’m golwg sydd hardd/Trwy deimlad gwladgarol, mor swynol yw si/Ei nentydd, afonydd, i mi

Gwlad, gwlad, pleidiol wyf i'm gwlad/Tra môr yn fur i'r bur hoff bau/O bydded i'r hen iaith barhau

Os triesiodd y gelyn fy ngwlad dan ei droed/Mae hen iaith y Gymry mor fyw ag erioed/Ni luddiwyd yr awen gan erchyll law brad/Na thelyn bersieniol fy ngwlad

Gwlad, gwlad, pleidiol wyf i'm gwlad/ Tra môr yn fur i'r bur hoff bau/O bydded i'r hen iaith barhau
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CASTELLANO
¡La Tierra de mis padres, la tierra que yo elegí!/La Tierra en la que poetas y juglares se regocijan/La Tierra cuyos bravos guerreros eran leales/Mientras sangraban por la libertad tiempo atrás

¡Cymru! ¡Cymru! ¡Privilegiada tierra de Cymru!/¡Mientras el mar sea su muralla, nada puede ocurrir/Para estropear la antigua lengua de Cymru!

¡Antigua y montañosa Cambria, Edén de Bardos!/Cada colina y cada valle evocan mis recuerdos/De los oídos de sus patriotas, cuán encantadora parece/La música que fluye en sus arroyos.

¡Cymru! ¡Cymru! ¡Privilegiada tierra de Cymru!/¡Mientras el mar sea su muralla, nada puede ocurrir/Para estropear la antigua lengua de Cymru!

Mi país, aún aplastado por muchos enemigos/La lengua de Cambria perdura estos días/Las Musas eludieron los viles filos de los traidores/¡El arpa de mi Tierra sobrevive!

¡Cymru! ¡Cymru! ¡Privilegiada tierra de Cymru!/¡Mientras el mar sea su muralla, nada puede ocurrir/Para estropear la antigua lengua de Cymru!

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Nota: Cambria es como los romanos llamaban a la tierra de Cymru.

lunes, 11 de junio de 2007

Hay-on-Wye (Y Gelli)

Os invito a pasear conmigo por Cymru (Gales), esa tierra mágica en muchos aspectos que me cautivó allá por el verano de 2005. Concretamente me voy a detener en Hay-on-Wye. Cuenta con un segundo nombre en cymraeg (galés): “Y Gelli”, que significa “La Arboleda”.
En la actualidad cuenta con 1.500 habitantes. Se encuentra en la frontera con Inglaterra y es atravesada por otros dos límites, el de los condados de Brecknockshire y Radnorshire. El río que baña sus orillas se llama Wye, evidentemente. Está situada en la esquina del Parque Nacional de Brecon Beacons. Históricamente, siempre ha sido un lugar importante en la región, ya que se halla en el camino a Brecon, la ciudad más importante en millas a la redonda, lo que la hizo florecer gracias, sobre todo, a las posadas para los caminantes y a los bares.
La historia de este pueblo se encuentra marcada por su posición en el mapa. Sus habitantes han visto muchas batallas y su castillo ha sido atacado en numerosas ocasiones. Debido a que la época lo merece, destacaré que dicho castillo fue destruido por Juan sin tierra, Rey de Inglaterra, en 1216. Poco después, el Príncipe de Gales Llewellyn ab Iorweth, llamado Llewellyn “El Grande”, le prendió fuego. De hecho, el Príncipe Llewellyn forma parte de una leyenda que aparece recogida en el “Mabinogion”, el libro más importante del folclore galés. Cuentan que, para derrotar al ejército inglés en una batalla, en la cercana ciudad de Builth, herró a los caballos del revés. De esa forma los ingleses, al ver las huellas, pensaron que estaba huyendo, cuando en realidad avanzaba directo hacia ellos, lo que le confirió una gran ventaja estratégica. Leyendas similares están recogidas en la tradición oral y escrita de Gales, en la que la astucia de este pueblo prima sobre las victorias conseguidas contra sus enemigos.
Bien. Este pueblo de, recordémoslo, 1.500 habitantes, es conocido gracias al festival de Hay-on-Wye. Un festival de literatura que ha congregado este año a 160.000 personas (entre las que se incluyen cuatro Premios Nobel y el primer ministro inglés, Gordon Brown), en su 20ª edición.
Tan curioso resulta este pueblo, que tiene hasta rey. Rey autoproclamado, pero rey al fin y al cabo: Richard Booth. Al parecer, este hombre recibió a un periodista del diario “El País” con uno de esos objetos con los que los ingleses cubren las teteras para que no se escape el calor. Por lo menos contaba con el dibujo de una corona (al parecer no disponía temporalmente de su corona oficial).
Cuando el veterinario del pueblo, allá por 1962, decidió vender la antigua estación de bomberos por 700 libras, Richard Booth, licenciado en Oxford, decidió comprarla y montar una librería de segunda mano. Su madre se quejaba: “Este Richard nos va a arruinar”, decía. Pero no quedó ahí la cosa, pues siguió comprando edificios, incluido el castillo, y los colmaba de libros que adquiría por todo el mundo. Su idea era que un bello pueblo lleno de libros podía ser una atracción turística internacional. Y el Tiempo le dio la razón.
Además, a finales de los setenta decidió proclamar su independencia y autoproclamarse rey. Se lo dijo a un periodista y la noticia corrió como la pólvora. El 1 de Abril de 1977, el pueblo fue declarado independiente. Emitieron pasaportes, billetes y títulos nobiliarios. Tal revuelo se armó, que las autoridades británicas tuvieron que realizar un desmentido oficial (eso de que los galeses pregonen su independencia no les sienta nada bien). Toda esa publicidad le vino como caída del cielo y Hay-on-Wye es un ejemplo de desarrollo sostenible del turismo rural y modelo exportado a otros paises.
Otra persona importante en el festival es Peter Florence. En 1987, con sólo 22 años y recién salido de Cambridge, tuvo una buena racha en una partida de póquer y ganó un montón de dinero. Días después, junto con su padre Norman Florence (que fue director de la compañía de teatro The Globe), utilizaron sus contactos para montar un modesto festival de literatura en el encantador pueblo donde se habían instalado. En aquella edición hubo 15 eventos. En la vigésima (2007) fueron 452 repartidos en 11 días. Dice Peter Florence que el secreto para haber elevado el nivel de los invitados reside en el público, ya que a los escritores les atrae el buen público y en Wye tienen el “más abierto y culto del mundo”. La gente se ha volcado en el proyecto, abriendo sus casas para alojar a los visitantes y con más de cien vecinos colaborando como voluntarios.
Hay una curiosa anécdota que cuenta Peter Florence. Al parecer, llamó a Arthur Miller (el de “Muerte de un viajante”) para invitarle a la edición de 1989. El gran dramaturgo estadounidense le respondió: “¿Hay-on-Wye? ¿Es eso algún tipo de sándwich?”. Hoy esa frase adorna las camisetas del 20º aniversario del festival.
Cabe destacar la relevancia que este evento ha tenido en prensa escrita y televisión, algo importante para que la gente empiece a fijarse en esta ciudad, Hay-on-Wye y en ese gran país, Cymru, tierra de fabulosa belleza y mágica atmosfera que descubrimos, todo hay que decirlo, gracias a Samael. Junto a él y a Ancaelius disfruté de unos días inolvidables. Diolch.
Para Helenia, mi galesita preferida: Rwy'n dy garu di.

Eryri