lunes, 26 de noviembre de 2007

El Padrino parte II

Año de producción: 1974.
Producida y Dirigida por: Francis Ford Coppola.
Guión: Francis Ford Coppola & Mario Puzo.
Intérpretes: Al Pacino, Robert Duvall, Diane Keaton, Robert DeNiro, Talia Shire, John Cazale, Lee Strasberg, Michael V. Gazzo.
Duración: 192 minutos.
Frase Mítica: “Ten cerca a tus amigos, pero más cerca a tus enemigos”
Michael Corleone

Michael Corleone ha asumido el poder.

Dos años después del colosal éxito de “El Padrino”, Puzo y Coppola unen de nuevo sus mentes y sus plumas para realizar una devastadora película, una cinta que nadie se atreve a juzgar menor que su predecesora, habiendo incluso quienes la catalogan (y yo me incluyo entre ellos) como la mejor parte de la trilogía.
Coppola utiliza una estructura narrativa separada temporalmente entre la historia actual de Michael Corleone (en los años 50) y la de Vito Corleone en su juventud (principios del siglo XX). La primera nos relata una nueva batalla librada por Michael, el heredero de la dinastía Corleone, quien ha recibido un legado de poder, respeto y dinero; mas también una herencia maldita de dolor, angustia y muerte. La segunda historia cuenta el ascenso de Vito Corleone desde su infancia perseguida en Sicilia, hasta la consolidación en América, a través de la astucia y el arrojo, de uno de los imperios criminales más grandes de los estados Unidos.

Excepcional está Robert DeNiro, junto a un no menos excelente Al Pacino. El duelo interpretativo, pese a no compartir un solo plano, alcanza dimensiones memorables. A los cinéfilos (cinéfagos) algo mitómanos se nos caía la baba viéndoles conversar en aquella cafetería atestada de gente, ajenos a lo que sucedía. Me refiero a "Heat" (Michael Mann, 1995).
DeNiro realiza su papel en italiano. Los movimientos y el timbre de voz que Brando ejecutó en la primera parte son aquí apenas señalados como gestos que el personaje poco a poco irá adquiriendo. DeNiro estuvo en Sicilia para poder interpretar el acento y el modo de ser de un verdadero hijo de Corleone. Cabe destacar en su historia la genial secuencia (perfecta por su planificación e intensidad creciente) de la persecución y el asesinato de Fanucci (jefe de la “Mano Negra”). Hay, además, una increíble secuencia, absolutamente brillante, que puede pasar desapercibida, y es ahí donde radica toda su maestría, en que nos encaja perfectamente. Vito sale de la tienda donde trabaja para iniciar el reparto y la cámara, de manera muy precisa gracias a una perfecta planificación de la toma, lo va siguiendo por la calle, entre la gente y los coches, mostrando la magnífica ambientación de Dean Tavoularis. Da una sensación de realidad tan grande que nos sentimos transportados de lleno a esa época. Toda la escena, unida a la sensacional partitura de Nino Rota, deja una sensación de tremenda melancolía, algo así como estar viendo los buenos aunque duros momentos de la legalidad, que ya no volverán jamás. También destacarí el momento en el que Vito regresa junto a su familia, tras haber acabado con Fanucci, y coge en sus brazos al recién nacido Michael y le dice: “Michael… Tu padre te quiere mucho”; como convenciéndose a sí mismo de que lo que ha hecho tiene un fin honrado y justificable, pese a que el fin no justifique los medios. La escena es de una sencillez aplastante, pero es muy útil porque ayuda a humanizar al personaje de Vito Corleone.

En la historia de Michael, las tensiones entre los distintos grupos mafiosos por hacerse con el control se ven incrementadas por las traiciones dentro de la misma familia. De aquí se derivan las escenas más terribles de toda la saga: la traición y posterior asesinato de Fredo por parte de su hermano menor, Michael, un Al Pacino que operó un fastuoso cambio de registro desde la primera parte. Su mímica, su presencia y su mirada han perdido la inocencia. Nos regala una interpretación parca en gestos y de voz calmada y queda. Así nos resultan tan atronadores sus subidas de tono, que realmente sobrecogen (cuando habla con Hyman Roth o le grita a su mujer). A través de sus ojos brilla la astucia y la crueldad del heredero Corleone. En La Habana, durante la fiesta de celebración del año nuevo, Michael descubre la traición de su hermano y, en medio de la pista de baile, le da el beso de la muerte mientras le dice: “Me rompiste el corazón”. Luego, en el entierro de su madre, Michael abraza a su hermano delante de la familia. Al darle ese abrazo asistimos por una parte a la sentencia de muerte de Fredo (Michael no puede perdonarle, la mirada entre éste y Al Neri, encargado de matar a Fredo, durante ese abrazo es reveladora) y, por otra parte, Michael alivia el peso que oprime el alma de Fredo dándole el perdón. De esta manera, su hermano muere, pero lo hace después de haber encontrado la paz. Es asesinado mientras pesca, rezando; y Michael oye el disparo, en el que es para mí uno de los planos más hermosos de la historia del cine, bajando la cabeza, con las manos en los bolsillos, tras una cristalera. Ya está. Hecho.
La muerte de Fredo fue motivo de discusión entre Puzo y Coppola. El primero era partidario de que viviera, trayendo consigo la redención de Michael, mientras que Coppola abogaba por la condenación de su alma, al asesinar a su hermano (nótense las connotaciones bíblicas). Al final, Coppola salió victorioso, pero Puzo nunca estuvo de acuerdo. Desde mi punto de vista, me parece la mejor decisión, es decir, coincido con Coppola.
Hay un detalle curioso en la historia de Michael y también sucede en La Habana. Durante la reunión con los inversores cubanos (que luego se reparten el pastel literal y metafóricamente), les entregan un teléfono de oro macizo. Va pasando de mano en mano por todos los asistentes, que se muestran intrigados por el peso del teléfono. Todos excepto Michael y Roth, que no demuestran ningún interés. Para ellos, lo importante en Cuba está aún por llegar y no tiene nada que ver con esa reunión.

El reino de los Corleone está saturado de poder y desborda ambición. Busca ampliar sus fronteras. A diferencia de su padre, quien era sólo la mente tras los actos, Michael siempre toma partido en ellos, lo que desencadena un destino trágico y brutalmente violento para toda la familia. En la primera parte, el poder es un símbolo edificador de una familia, mientras que en la segunda película y, más concretamente, en la historia de Michael, es un símbolo de destrucción de esa familia. El poder crea y destruye… depende de quien lo maneje.
Cabe destacar la excelente actuación de Michael V. Gazzo que interpretaba al carismático y cómico mafioso Frank Pentangelli, que muchos sostienen que de no habérsele suprimido escenas hubiese sido fiel aspirante a competir con Robert DeNiro por el Oscar al mejor actor de reparto.
La cinta fue filmada en Technicolor, haciendo sus tonalidades mucho más intensas. El relato de Michael es apreciado en colores brillantes y se desenvuelve casi siempre bajo el sol, en escenarios como Nevada, Miami y Cuba. La historia de Vito maneja siempre el look sepia y se desarrolla bajo los nublados neoyorquinos y la vengativa Sicilia.
El montaje y la alternancia entre las dos partes del relato es magnífica. Hicieron uno anteriormente, con menos cambios entre las historias, pero no cuajó en los primeros pases, así que las intercalaron más, logrando un equilibrio sublime. Coppola también realizó un montaje cronológico, pero el resultado no fue del agrado de casi nadie.
Estaba pensado que Marlon Brando apareciera en la última secuencia de la cinta, cuando Michael recuerda a su familia (todos vivos y unidos). Sin embargo, la estrella argumentó que los estudios le habían tratado muy mal en la primera parte y no quiso regresar al set ni por un día. Sí lo hizo, en cambio, James Caan, que aparece como Sonny. Aún a pesar de la ausencia física de Brando, tal y como dijo Robert Duvall, su presencia se siente en todo momento, realmente parece que está en la habitación de al lado.Es curioso que el recuerdo de esa escena le venga a la mente a Michael al rememorar el asesinato de Fredo, quien, como se ve, es el único que le apoya en su decisión de alistarse en el ejército.
La Paramount pensó en contratar a Martin Scorsese como director de esta segunda parte, pero tras el éxito de su predecesora, Coppola prefirió mantener el control sobre la dirección. Además, ejerció también de productor, al igual que en la tercera parte de la saga.
Vayamos de nuevo con las naranjas, heraldos de muerte. Ahí van unas cuantas, pero no todas:
- Michael come una naranja mientras decide la muerte de Hyman Roth.
- Vito coge una naranja de un carro y el vendedor insiste en regalársela.
- Cuando el joven Vito les está diciendo a Clemenza y a Tessio que va hacerle "una oferta" a Fanucci, hay naranjas en el puesto que tiene detrás.
- Hay naranjas delante de los invitados, en la reunión de La Habana.

La película ganó 6 Oscars: Mejor Película; Mejor Director; Mejor Guión Adaptado; Mejor Actor de Reparto (Robert DeNiro); Mejor Banda Sonora (Nino Rota y Carmine Coppola, padre de Francis) y Mejor Dirección Artística (Dean Tavoularis). Tuvo otras cinco nominaciones: Actor (Al Pacino); Actriz de Reparto (Talia Shire); Actor de Reparto (Lee Strasberg (Hyman Roth) y Michael V. Gazzo) y Diseño de Vestuario.

jueves, 22 de noviembre de 2007

Adiós al cómico

El día 21 de Noviembre de 2007, murió Fernando Fernán-Gómez. Nació en el año 1921.
Con él desaparece un creador total: dramaturgo, novelista, articulista, guionista, director de cine, teatro y televisión y, por supuesto, actor. Fue un defensor feroz de la vida libertaria de los cómicos (término que le gustaba y que siempre apreció), de su moral y del mundo aparte que constituyeron durante los grises años del franquismo. Como no deseo que esto se convierta en un extensísimo resumen de su carrera, destacaré algunas cosas.

Trabajó en más de 180 películas, dirigió 25 filmes y escribió una decena de obras teatrales, entre ellas, en 1984, Las bicicletas son para el verano. ¿Quién no ha leído ese gran libro?

Recibió numerosos galardones como el Premio Príncipe de Asturias de las Artes, los Premios Nacionales de Cine y Teatro, la medalla de oro de la Academia de Cine y cinco premios Goya.

Fue elegido en 2000 miembro de la Real Academia (ocupó el sillón B).

Tras tantos y tantos años, lamento profundamente su pérdida y la desgraciada polémica que unos cuantos se dedicaron a encender a raíz de aquel famoso comentario. Quedémonos con el humanista, con el hombre que sabía hacer de todo y todo lo hacía bien. Jamás olvidaré (entre muchas otras cosas) a Luisito pidiendo su bicicleta ni, por supuesto, a aquella panda de cómicos que se pateaban España en la fabulosa y muy tierna "El viaje a ninguna parte" (gracias, Samael, por recomendármela).

Y para concluir, unas palabras suyas: "Creo hallarme entre las personas dispuestas a defender su libertad no con la violencia y la sangre, sino con el pensamiento y la palabra."

Buen viaje, maestro.

lunes, 19 de noviembre de 2007

El Padrino

Año de producción: 1972
Dirigida por: Francis Ford Coppola
Guión: Mario Puzo & Francis Ford Coppola
Intérpretes: Marlon Brando, Al Pacino, James Caan, Richard Castellano, Robert Duvall, Sterling Hayden, John Marley, Diane Keaton.
Duración: 168 minutos.
Frase Mítica: “No es personal, sólo negocios.”
Michael Corleone
Aunque parezca lo contrario debido al tremendo éxito cosechado por la película, “El Padrino” se rodó con muy pocos medios (se pasó del millón de dólares del presupuesto original a 6,2 millones de gasto final), lo que acarreó en alguna ocasión problemas para Francis Ford Copplola (EEUU, 1939) quien, al estar empezando en esto del cine, se llevó una primera impresión muy dura de lo que es rodar una película. Estuvieron a punto de echarle nada más comenzar la producción y, como él mismo dice, fue un milagro que aguantara, sobre todo esas primeras semanas de rodaje. Pero pasemos a hablar de una de las bazas más importantes de este joven director, colega de Spielberg, Lucas, DePalma y Scorsese, el reparto de la película.
Marlon Brando (EEUU; 1924, 2004): Vito Corleone. El Don. Capo al frente de una de las mayores familias mafiosas de Nueva York. Su interpretación es impecable. No sólo se caracterizó añadiéndose un montón de años a la perfección, sino que adoptó un acento que él mismo ideó para dar mayor solemnidad y presencia a su personaje. Pensó que debería tener la cara de un bulldog y se introdujo algodones en la boca para conseguirlo. A partir de esta película, todos los capos de la Cosa Nostra tienen ese “algo” que Brando le dio a Don Vito. La lucha de Coppola con la Paramount para que contrataran a Brando fue muy dura, ya que no lo querían ni en pintura. De hecho, cobró un salario irrisorio, motivo por el cual acabó muy molesto con la productora.
James Caan (EEUU; 1940): Sonny Corleone. El hijo mayor. El heredero. Elegido para suceder a Don Vito cuando llegue el momento. Su interpretación rebosa fuerza e intensidad, con momentos memorables como la paliza que le da a Carlo Rizzi (el palo que Caan le lanza fue una improvisación de éste, con el desconocimiento del propio Coppola) o su propia muerte, acribillado a balazos en un peaje (homenaje a Arthur Penn y a su película “Bonnie & Clyde” (1967)). Robert DeNiro hizo una prueba para este papel.
Al Pacino (EEUU; 1940): Michael Corleone. Es, al principio del film, un héroe de guerra con novia que no quiere saber nada de los turbios negocios de su padre y pretende mantenerse siempre al margen. Pero, poco a poco, va involucrándose más y más para proteger a la familia de sus enemigos, hasta el punto de convertirse en el nuevo (y despiadado) Don.
John Cazale (EEUU; 1935): Fredo Corleone. A pesar de ser mayor que Michael, no está preparado para asumir una posición de poder y eso le hace sentirse continuamente humillado. A lo largo de las dos primeras películas, la cuidada interpretación de Cazale consigue dotar a Fredo de una gran dosis de humanidad y sensibilidad. Martin Sheen hizo una prueba para este papel. Coppola no se lo dio, pero se quedó con su cara y contó con él para su oscuro descenso al corazón de las tinieblas que supuso “Apocalypse now” en 1979.
Talia Shire (EEUU; 1946): Connie Corleone. Única hija de Vito y hermana de Coppola (la familia…). Su personaje, muy secundario en la trama, no destaca en la película. Y sí. Es la novia de Rocky.
Robert Duvall (EEUU; 1931): Tom Hagen. Ahijado de Vito, consigliere (consejero) de la familia, además de abogado y hombre de total confianza. La actuación de Duvall, sobria y convincente, es un factor muy importante a la hora de conseguir la sensación de unión en torno a la familia y la lealtad a la misma como forma de vida.
Diane Keaton (EEUU; 1946): Kay Adams. Personaje que, al igual que el de Talia Shire va ganando en convicción y credibilidad a lo largo de la saga. Keaton, musa de Woody Allen, aporta cierta excentricidad a Kay.

Pasando ya a la película, destacar por encima de todo el ritmo tan perfecto que mantiene el guión de principio a fin. Las situaciones varían con maestría, desde la tensión a la explosión brutal de violencia. Prueba de ello es que las escenas que más se recuerdan después de haberla visto son las más violentas, sobre todo las muertes de Luca Brassi cuando le clavan la mano con un estilete a la barra de un bar y le ahogan con una cuerda de piano tras descubrir que es un espía; la antes comentada de Sonny; la cabeza cortada de caballo en la cama ensangrentada de Woltz y, como no, el aseinato de Sollozzo y McCluskey ejecutado por Michael en el restaurante. Esta última escena fue una de las que hizo que la Paramount no contratara a un director de acción como tenía planeado (decían que había poca en la película). La otra fue la de la pelea de Connie con Carlo, prácticamente improvisada por Coppola, grabada en una sola toma. La secuencia del restaurante también sirvió para que los magnates de la Paraount creyeran en aquel joven bajito y enclenque llamado Al Pacino con cara de no haber roto nunca un plato para interpretar a Michael. De hecho, este papel fue en principio para James Caan (también se lo ofrecieron a Robert Redford), pero Coppola lo tenía claro, el joven Al era el hombre perfecto para el papel y, en esta escena, Pacino lo demuestra con creces.
Aunque la tensión es continua durante toda la película, nunca es recomendable dejar a los espectadores sin algún momento de “reposo”. Por ese motivo, Coppola se recrea especialmente en el exilio de Michael en Sicilia. Sirve para relajarnos y como contrapunto para conseguir un mayor efecto dramático en el futuro. Pero ese relax no se convierte en algo tedioso y aburrido, sino que Coppola despliega todo su talento para filmar unos planos de tanta belleza que dejan huella durante toda la película. Acompañado por la magnífica banda sonora compuesta por Nino Rota, las escenas en las que se mueven Michael y sus dos guardaespaldas por las escarpadas montañas; o cuando Michael sale a pasear con Apollonia con todo el séquito tras ellos, se convierten en experiencias vitales, reales y conmovedoras. De nuevo el contrapunto, secuencias en las que experimentamos una explosión de vitalidad, pero que, como no, terminan con otra explosión, esta vez de muerte, de Apollonia.
Otra escena increíble es la que tiene lugar cuando Michael se involucra en los problemas de la familia y planea el asesinato de Sollozzo y McCluskey. En ese momento se convierte en un verdadero Corleone y, para plasmarlo, Coppola utiliza un zoom muy lento y continuado, acercándose más y más a Michael. De este modo, a medida que aumenta su implicación en la familia, se va engrandeciendo también su tamaño ante la cámara.
La fotografía de Gordon Willis (sin nominación a los Oscar) es también digna de mención, introduciendo una atmósfera sombría por momentos (en las reuniones mafiosas, donde casi todo es secreto, falso e ilegal; de hecho, en ocasiones no llegan a apreciarse los ojos de los personajes), pero a su vez es de gran luminosidad en las fiestas, por ejemplo. Así se mantiene un contraste muy revelador entre la vida familiar y los negocios.
El gato que sostiene en brazos el Don no estaba en el guión. Simplemente, apareció por el plató y a Marlon Brando le pareció buena idea llevarlo encima la primera vez que se veía a su personaje. Coppola estuvo de acuerdo y la imagen del padrino con el gato ya forma parte de la hisyoria del cine. Todo porque al minino en cuestión le apeteció pasearse por el set de rodaje…
Se puede comprobar que durante las más de dos horas y media de metraje del film, no se pronuncia ni una sola vez la palabra “mafia” o “cosa nostra” o expresiones similares. Siempre se alude a ellos como “la familia” o “los negocios”. Unos comentan que fue debido a una decisión personal de Coppola y Puzo; mientras que otros defienden que fue la “recomendación” de unos caballeros elegantemente vestidos y con un más que notorio acento italiano que visitaron a la pareja de guionistas.
Uno de los ayudantes de Coppola fue su amigo George Lucas, que le asistió en la filmación de alguna toma (los planos de los titulares de los periódicos, por ejemplo) y, además, le ayudó a rescatar material desechado anteriormente para completar algunas escenas.
Otro de los grandes “Leit-Motiv” de la cinta son las naranjas. La fruta o el color aparecen cuando hay una muerte cerca. Ahí van algunos ejemplos:
- Don Vito compra naranjas en un puesto de fruta justo antes de sufrir el atentado ordenado por Sollozzo.
- Hay un cuenco con naranjas delante de Woltz. Y ya sabemos qué le pasa a su caballo...
- En la reunión de las Cinco Familias, hay cuencos de naranjas colocados delante del Don, Philip Tattaglia y Barzini.
- Ropa naranja: La corbata de Michael cuando habla con Moe Green (el dueño del casino de Las Vegas que no quiere vender su participación a los Corleone y acaba muerto de un disparo en el ojo mientras le dan un masaje… por cierto, el masajista lleva pantalones naranjas); Carlo viste un traje naranja cuando Sonny le da la ya comentada paliza…
Aún quedan más, a ver si sois capaces de descubrirlos todos.

La película ganó 3 Oscars en el año 1972: Actor protagonista (Marlon Brando, que rechazó el premio); Guión adaptado (Coppola y Puzo) y Película. Fue nominada a otros 7: Sonido; Diseño de vestuario; Montaje; Actor secundario (Caan, Pacino y Duvall); y Dirección. Sucedió algo curioso con la música de Nino Rota. Entró como nominada a mejor música original dramática, pero parte del score y el tema principal fueron compuestos por Rota para la película italiana "Fortunella", del año 1958; así que decidieron añadir otra banda sonora más a la competición, que fue el de "La Huella (Sleuth)". Por lo que ese año hubo 6 nominados.

lunes, 5 de noviembre de 2007

Zorita de los Canes

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Zorita de los Canes (Guadalajara, Otoño, 2007).

El 8 de octubre de 2005 un periódico me habló de la existencia de Zorita de los Canes. La noticia estaba ilustrada con una única foto. No hacía falta más. A partir de ese día intenté acudir a aquel lugar, pero ninguno de mis intentos fue tenido en cuenta. Al cabo del tiempo Zorita cayó en un recuerdo reposado, y se quedó allí, muy quieta, con la esperanza de poder despertar de su largo letargo.

Dos años después, la ciudad que fue conquistada por los cristianos en 1085 (diez años antes de que Urbano II convocara la I Cruzada, y año coincidente con la reconquista de Toledo por Alfonso VI, el 25 de mayo), estuvo a mi alcance, y vino de la mano de la mejor de las compañías, a la que debo mi más sincera gratitud.

Zorita, ya cristiana, fue apodada de los Canes por los perros que la guardaban, y entregada a la familia de los Castros, por el monarca Alfonso VII, hijo de Urraca I y Raimundo de Borgoña. Hecho que se volvería en su contra al perder el feudo por la ambición de dicha familia. Pero para entender Zorita de los Canes hay que conocer algo de los Caballeros de Calatrava.

Fue Alfonso VII, quién en 1147 conquistó la ciudad de Calatrava a los árabes. Para asegurar su defensa y posesión (debido a la cercanía con Toledo) se la entregó a los caballeros templarios, que años más tarde se vieron incapaces de protegerla y se la cedieron al por entonces monarca Sancho III. El rey, que no podía mantener la fortaleza ofreció su posesión, a cambio de su protección, a aquel que quisiera disponer de ella. Fue el abad Raimundo de Fitero el que tomó la palabra real, y bajo el asombro de todos consiguió reunir, junto con la ayuda de Diego Velázquez (monje de Fitero y antiguo guerrero), a veinte mil hombres, según se cuenta. Ante semejante ejército los árabes rehusaron el combate, y los hombres, monjes, guerreros, que allí se habían congregado formaron la primera Orden Militar castellana, la Orden de Calatrava, cuyas reglas se apoyaban en las del cister, más las de guardar silencio en el refectorio, celdas y oratorio, dormir con la armadura puesta, ayunar cuatro días a la semana, y vestir, como único atuendo, el hábito blanco cisterciense con la cruz negra de la Orden. Y es que en principio la cruz sería negra, como la de los caballeros hospitalarios de San Juan (aquella otra orden fundada en Jerusalén), y pasaría a ser roja con las flores de lis en las puntas a partir del siglo XIV, evidencias que podemos ver en los sarcófagos que quedan hoy junto a la iglesia románica de la fortaleza de Zorita, y que nos anuncian la edad aproximada de los mismos.

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Sarcófago de la Orden de Calatrava (Guadalajara, Otoño, 2007).

En 1169, cuando Alfonso VIII contaba con catorce años y los Lara y los Castros luchaban por sus favores, la ciudad de Zorita fue arrebatada de las manos de estos últimos y anexionada a la Corona de Castilla, con la ayuda de la recién formada Orden de Calatrava. Cinco años después, cuando Martín Pérez de Siones (1170-1182) era maestre de la Orden, se le entrega, de manos de la corona, el sitio y la fortaleza de Zorita a los Calatravos, fortificándola y habitándola, creando la imponente fortaleza que debió ser en su día. Zorita de los Canes fue sede de la Mesa Maestral Calatrava desde finales del s. XII hasta principios del s. XIII, momento en el que la Orden se trasladaría a la ciudad fortaleza de Calatrava la Nueva, construida entre los años de 1213 a 1217.

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Zorita sobre el río Tajo (Guadalajara, Otoño, 2007).

Heibiad y gracias a aquellos que compartieron este sueño.

Eryri