viernes, 24 de octubre de 2008

4 Meses, 3 Semanas y 2 Días

Yo siempre me he manifestado a favor del aborto. En esta película, el director nunca toma partido. Simple y llanamente nos muestra sin adornos los terribles acontecimientos que estas dos estudiantes (maravillosamente interpretadas por Anamaria Marinca y Laura Vasiliu) se ven obligadas a vivir. Durante la historia, su amistad se verá puesta a prueba. Una de ellas pide ayuda a la otra para realizar un aborto clandestino. La película comienza y acaba en el mismo día, el día señalado para pasar ese mal trago en una habitación de hotel cuyas amarillentas paredes rezuman agonía. Los monstruos se encuentran entre nosotros. Cuando el miedo nos acompaña a cada paso que damos, una simple recepcionista nos aterra. Un poco más de hora y media de metraje. Ni un segundo de respiro, la angustia en su máxima expresión. No lo pasareis bien viéndola, pero nunca el cine me pareció más puro ni más necesario y evocador. Y qué decir de ese plano final que calificaría de genial. Una obra maestra con mayúsculas. Esta película ya ha pasado a formar parte de mis 10 películas favoritas. Por lo que cuenta y por cómo lo cuenta. Os la recomiendo encarecidamente.

Cristian Mungiu, director, guionista y productor, nació en 1968 en Lasi, Rumanía. Estudió Literatura Inglesa en la Universidad de Lasi y, posteriormente, Dirección Cinematográfica en la Facultad de Cine de Bucarest. Según sus propias palabras:
Antes de empezar a rodar, hablé con Oleg Mutu, mi socio y director de fotografía, para saber qué estilo sería mejor para la película. Decidimos inclinarnos por la sobriedad y desechar todo lo que pudiera parecer ensayado o convencional. No usamos trípode, pero tampoco una steadicam. No usamos travellings ni grúas. Decidimos rodar cada escena con una sola toma y permitir al actor que usara el espacio detrás de la cámara. Nunca hicimos panorámicas ni inclinamos la cámara para ver la cara de un actor. Hay diálogos hablados fuera del encuadre o con actores con la cabeza fuera del plano. Decidimos rodar a los actores de espaldas si era necesario. Poco a poco, abandonamos todo lo que podía considerarse demasiado bonito, demasiado ensayado, incluso la maravillosa nieve que cae al final de la última toma. Intentamos concentrarnos en capturar la emoción y la verdad.
A veces el encuadre es de unas piernas, incluso de un personaje que ni siquiera está hablando. Hay una secuencia angustiosa que trascurre en la calle, de noche. Se oyen los perros ladrar y apenas hay luz por las aceras, una de las protagonistas recorre un incierto trayecto en el que ella misma desconoce su destino. Os aseguro que pocas veces he sentido tanto malestar ante una pantalla de cine. La veracidad se palpa, se nota, se huele. Y eso, dentro del contexto de la terrible historia que nos cuenta, ayuda a convertirla, casi, en una película de terror. Según el crítico de “El País”, Carlos Boyero: Esta película tan austera como sugerente, tan veraz como tenebrosa, tan realista como crítica, tiene en muchos momentos el aire de una pesadilla, el aroma del cine de terror. No hay asesinatos en ella, ni sustos, ni golpes de efecto, aunque la imagen de una mujer frenética que va buscando ayuda en la noche, chapoteando en esas calles embarradas y rodeadas de perros sin dueño, inspira el desasosiego, el suspense, el mal rollo y el pavor que caracterizan al género del estremecimiento.

4 Meses, 3 Semanas y 2 Días forma parte de un proyecto más amplio titulado “Relatos de la edad de oro”, una historia subjetiva del comunismo en Rumanía contada mediante su leyenda urbana. Rumanía estuvo sumida en una dictadura comunista durante 24 años (desde 1965 hasta 1989), bajo el puño de hierro de Nicolae Ceauşescu. El objetivo del proyecto es hablar de aquel periodo sin hacer referencias directas al comunismo, contando diferentes historias que enfoquen opciones personales en una era de infortunio en la que la gente tuvo que vivir como si fueran tiempos normales. Veremos qué más nos pueden ofrecer los cineastas rumanos, pero si son como Mungiu, bienvenidos sean.

Ganó la Palma de Oro de Cannes y los premios de la Academia del Cine Europeo a la mejor película y al mejor director en 2007. Incomprensiblemente, no consiguió el Oscar.

Eryri