Junto al río Huso (afluente del Tajo), en Navalmoralejo (Toledo), se encuentra Ciudad de Vascos, un asentamiento musulmán amurallado con una alcazaba en buen estado de conservación.
Dicen que se construyó en el s. X, cuando Abd al-Rahman III era Califa de Córdoba, habiendo conseguido someter a los mozárabes de la ciudad de Toledo en 932 AD., y que albergó a 3000 habitantes que andarían congregados alrededor de la alcazaba en un sistema de urbanismo ortogonal.
La caída y desintegración del Califato Cordobés en el s. XI debió afectar a los ciudadanos de Ciudad de Vascos, que pasarían a formar parte del reino taifa de Toledo, independiente del reino de Castilla, pero con el pago de parias como obligaciones tributarias que facilitarían la constitución de los reinos cristianos. Reinos que posteriormente formalizarían su Alianza en el s. XIII, y lograrían desmembrar Al-Andalus, forzando el abandono de Ciudad de Vascos.
Se desconoce el origen de su nombre, y dicen que deriva de uno árabe, de la misma forma que Qal´at Rabah pasó a ser conocida como Calatrava en Ciudad Real. La ciudad conserva parte de la muralla perimetral con dos entradas al oeste de la Alcazaba que comunican con la metrópoli y la fortaleza. A pesar de la buena conservación harían falta varias campañas para desenterrar todo lo que ocultan las encinas, aunque parte de ese material se expone en el centro de interpretación de Navalmoralejo.
Se puede visitar de forma gratuita, pero al estar en una finca privada sólo abre al público los sábados de los meses de mayo a septiembre hasta las 14:00 horas.