martes, 24 de abril de 2007

Frases Míticas

Me gustaría resaltar en una serie de escritos que espero sean frecuentes esas grandes frases que, en ocasiones, el cine nos regala y que, debido a la calidad más bien escasa de esas cintas, solemos olvidar o no tener en cuenta. No me gusta el término "friki", pues creo que ha adquirido un sentido peyorativo y la gente que exclama orgullosa: "Yo soy un friki.", me dan miedo... mucho miedo. Así que he optado por esta denominación que tantos recuerdos nos traen a unos pocos y absolutamente nada al resto.
Pero no sólo de pelis malas vive el hombre, así que también optaré por frases que realmente merezcan la pena de películas, siempre para mi opinión, imprescindibles en la historia del cine.
Y ya que hoy inauguro, pues me lanzo con una de cada. Espero que sepáis distinguir en qué categoria incluir a cada una. De todas maneras aquí me tendréis para aclarar cualquier duda que surja o para escuchar cualquier sugerencia que queráis hacerme. De todas maneras, estoy a la disposición del jefe. Si no le gusta, pues al menos lo habré intentado... tú mandas, Samael. Cuidaos.
-John McClaine (Bruce Willis), se la suelta al terrorista melenas rubio mientras le hunde la cara a puñetazos en la primera parte de "La Jungla de Cristal". La película es de 1988 y la dirigió John McTiernan. "¡No veas cómo le crujían las vértebras a tu hermano cuando le partí el puto cuello!".
-Melvin, inolvidable gruñón maniático interpretado por Jack Nicholson, le suelta esta perla a Carol (la camarera, Helen Hunt) mientras ambos cenan. "Mejor... Imposible", sublime película del año 1997, dirigida por James L. Brooks. Si aún no la habéis visto, por favor, dejad el PC y corred a disfrutar de una Historia (con mayúsculas) honesta y delicada. "Tú haces que quiera ser mejor persona.".

2 comentarios:

Samael dijo...

La "maravillosa" frase de la Hunt no se la suelta cuando ambos están en la calle?

Tempus dijo...

Ya veo que la Noche te envuelve en exceso. Están en un restaurante en un puerto. Él se fue a comprarse una americana porque no quería la que le dejaban en el local y ella se pudre esperando. Primero le suelta lo de las pastillas, que se las está tomando. Ella se ofende porque cree que sigue hablando de sí mismo y se levanta con intención de marcharse. Luego él la retiene y se lo explica con esa frase. No pasa nada, Samael, todos estamos condenados.

Eryri