viernes, 24 de agosto de 2007

La Torre de Babel

Pieter Brueghel el Viejo, 1563.

Siempre me han llamado la atención algunas historias bíblicas. Pese a que no soy creyente, la fascinación que han ejercido sobre mí las Sagradas Escrituras siempre ha sido importante. Creo que esta es de las mejores. La Torre, una construcción de tipo zigurat, se convierte en símbolo de la confusión que invade al hombre cuando no puede comunicarse con sus semejantes, porque cada uno emplea su propio idioma. Esta situación, inicialmente caótica fue (según el relato bíblico) deliberadamente provocada por Dios, para castigar el orgullo ilimitado de los seres humanos que pretendían llegar a tocar el cielo con sus manos. ¿Qué mejor manera de explicar la multitud de lenguas que existen en el mundo? Eso sí, también hay datos históricos y arqueológicos porque en esas ciencias sí que creo. Es un placer volver con vosotros.
Texto del capítulo 11 del Génesis:
1 Todo el mundo hablaba una misma lengua y empleaba las mismas palabras.
2 Y cuando los hombres emigraron desde Oriente, encontraron una llanura en la región de Senaar y se establecieron allí.
3 Entonces se dijeron unos a otros: "¡Vamos! Fabriquemos ladrillos y pongámoslos a cocer al fuego". Y usaron ladrillos en lugar de piedra, y el asfalto les sirvió de mezcla.
4 Después dijeron: "Edifiquemos una ciudad, y también una torre cuya cúspide llegue hasta el cielo, para perpetuar nuestro nombre y no dispersarnos por toda la tierra"
5 Pero el Señor bajó a ver la ciudad y la torre que los hombres estaban construyendo,
6 y dijo: "Si esta es la primera obra que realizan, nada de lo que se propongan hacer les resultará imposible, mientras formen un solo pueblo y todos hablen la misma lengua.
7
Bajemos entonces, y una vez allí, confundamos su lengua, para que ya no se entiendan unos a otros".
8
Así el Señor los dispersó de aquel lugar, diseminándolos por toda la tierra, y ellos dejaron de construir la ciudad.
9
Por eso se llamó Babel: allí, en efecto, el Señor confundió la lengua de los hombres y los dispersó por toda la tierra.
Nemrod, quien fue el primero en hacerse rey después del Diluvio, y a quien la Biblia identifica como un poderoso cazador opuesto a Yahvé, es señalado como el verdadero gestor de la idea de llevar a cabo esta enorme empresa. Algunos han intentado identificarlo con Sharrukin o Sargón I de Akkad, el fundador del primer Imperio semita (acadio) de que se tiene memoria. Otros creen ver en este vigoroso cazador la figura del dios asirio Ninurta, dios de la guerra y de la caza que, como Nemrod, se placía en cazar a sus enemigos. Al no disponer de piedra para la construcción, se decidió fabricar ladrillos. Y como tampoco contaban con cal, usaron betún como argamasa.
El tiempo aproximado de su construcción puede deducirse de la siguiente información. Péleg (cuyo nombre se perpetuó en el de una ciudad en la confluencia del Éufrates con el Khabor, mencionada en las tablillas de la ciudad de Mari, en el Éufrates medio, y que en la época grecorromana llevó el nombre de Phaliga) habría vivido desde, aproximadamente, el 2269 hasta el 2030 antes de Cristo. Su nombre significa "División", porque "en sus días se dividió la tierra", esto es, "la población de la tierra"; "de allí los había esparcido Yahvé sobre toda la superficie de la tierra". Un texto cuneiforme de Shar-kali-sharri, rey de Akkad (y sucesor de Sargón I de Akkad), quien vivió en el tiempo de los patriarcas, menciona que restauró una torre-templo en Babilum (Babel, Babilonia), con lo que da a entender que tal edificio existía antes de su reinado. De hecho, en los registros sumerios aparece mencionada como Kadingira, que es el equivalente sumerio del akkadio Babilum.
Curiosamente, durante cuatro siglos arqueólogos occidentales intentaron ubicar esta famosa construcción en la zona del actual Irak. Entre otros sitios, fue buscada en Akar Quf (al oeste de Bagdad), donde antaño existió Dur Karigalzu (las ruinas retorcidas de cuyo zigurat, identificado por algunos viajeros con la Torre de Babel, todavía desafía a los vientos que la han modelado); y en Birs Nimrud, donde se encuentran las ruinas de la antigua Borsippa, situada cerca de los restos de Babilonia, hacia el suroeste.
En 1913, el arqueólogo Robert Koldewey encontró una estructura en la ciudad de Babilonia que él identificó como la torre de Babel. Esta torre habría sido destruida y reconstruida en numerosas ocasiones, debido al cambiante destino de la zona. La destruyeron los asirios y también los arameos. Y fue reconstruida en varias oportunidades por los príncipes caldeos, entre ellos Nabopolasar (625-605 antes de Cristo). Se estima que la construcción más antigua de la Etemenanki, «Casa del Fundamento del Cielo y de la Tierra», se construyó durante el III milenio antes de Cristo.
La base de esta torre habría sido un cuadrado de 92 m de lado, y su altura original habría sido aumentada en tiempos de Nabopolasar y Nabucodonosor II (605-592 antes de Cristo), para hacerla una digna exponente de su poderío y grandeza. Cálculos basados en otras excavaciones arqueológicas determinaron que esta torre escalonada pudo haber tenido entre 60 y 90 m de altura. Se conserva una muy interesante y detallada descripción de este zigurat en los escritos de Heródoto, llamado el "Padre de la Historia", quien visitó Babilonia.
En medio de cada uno de los dos grandes cuarteles en que la ciudad se divide, hay levantados dos alcázares. En el uno está el palacio real, rodeado con un muro grande y de resistencia, y en el otro un templo de Júpiter Belo con sus puertas de bronce. Este templo, que todavía duraba en mis días, es cuadrado y cada uno de sus lados tiene dos estadios. En medio de él se va fabricada una torre maciza que tiene un estadio de altura y otro de espesor. Sobre esta se levanta otra segunda, después otra tercera, y así sucesivamente hasta llegar al número de ocho torres. Alrededor de todas ellas hay una escalera por la parte exterior, y en la mitad de las escaleras un rellano con asientos, donde pueden descansar los que suben. En la última torre se encuentra una capilla, y dentro de ella una gran cama magníficamente dispuesta, y a su lado una mesa de oro. No se ve allí estatua ninguna, y nadie puede quedarse de noche, fuera de una sola mujer, hija del país, a quien entre todas escoge el Dios, según refieren los Caldeos, que son sus sacerdotes.
Para tratar de desentrañar el misterio generado alrededor de la torre babilónica hay que partir de la aseveración de su existencia. Sin duda alguna fue un monumento concreto. Cobró gran trascendencia hasta el punto de integrarse al folklore de los pueblos, como respuesta a la inquietud por el empleo de tantas lenguas. Etimológicamente el nombre "Babel" nace de dos raíces. La babilónica "Bab-ilu" (puerta de Dios) y la hebrea "balal" (confusión). Las dos perfectamente aceptables dentro de su valor contextual. Hoy sólo se conservan ruinas de ella ya que su construcción fue hecha con materiales muy sensibles a la intemperie.

2 comentarios:

Samael dijo...

Muy interesante, Tempus. Mis felicitaciones por mostrarnos de forma clara y resumida la interesante historia de este edificio.
Por cierto, fj.mj, este será el último comentario que permitiré de este tipo en este blog. La próxima vez moléstate en escribir algo.

Barón de Moselle dijo...

Muchas gracias Tempus por ilustrarnos con este brillante resumen sobre el misterio de la Torre de Babel... muy interesante.

Eryri