viernes, 7 de septiembre de 2007

La Pasión de Cristo I


Debido a la ausencia de cualquier tipo de extra en la edición en DVD de “La Pasión de Cristo”, película de Mel Gibson del año 2004, he decidido fabricarlos yo mismo con diversas informaciones encontradas en Internet. Espero que vuestra curiosidad se vea saciada. Poderosa película de sobrecogedoras imágenes que se me quedaron grabadas. Poseía tanto material que me he visto obligado a dividirlo en dos entregas. Esta es la primera parte, la técnica.

La Pasión” (palabra que en latín significa sufrimiento, aunque también un profundo y trascendente amor) nos remite a los agónicos y redentores eventos que tuvieron lugar durante las últimas doce horas en la vida de Jesucristo, de los que hay cuatro narraciones diferentes en el Nuevo Testamento de la Biblia y un legado que ha perdurado por más de 2000 años. La potente imaginería que rodea a la Pasión ha sido fuente de inspiración de artistas durante muchos siglos, profunda y perdurable influencia en la pintura occidental, e inspiradora de numerosas películas.
Ya en los inicios del cine mudo de Thomas Edison, la Pasión fue un tema al que recurrieron los más ambiciosos cineastas. En 1927, Cecil B. DeMille dirigió la primera recreación épica de la vida y muerte de Jesús, la película muda "Rey de Reyes". Más tarde, en 1953, 20th Century Fox lanzó la nueva tecnología Cinemascope con "La Túnica Sagrada", en la que Richard Burton interpreta a un tribuno romano en busca de la redención después de la Crucifixión. En la década de los 60, la épica bíblica se había convertido en un género cinematográfico por sí mismo, cuyo máximo exponente fue la monumental película, de George Stevens, "La historia más grande jamás contada" (1965), caracterizada por sus suntuosos decorados y un reparto estelar. Un año antes, en 1964, el director italiano Pier Paolo Pasolini realizó su propia versión del tema desde una perspectiva completamente nueva en "El Evangelio según San Mateo", en la que utilizó un reparto no profesional y buscó un estilo naturalista y un lenguaje tomado directamente de la Biblia; se convirtió en la película más exitosa de la filmografía de Pasolini. En 1970, la Pasión fue representada en dos musicales contraculturales: Godspell y Jesucristo Superstar. Más recientemente, en 1988, el director Martín Scorsese volvió a retratar los últimos días de Cristo en su controvertida "La última tentación de Cristo", que fantaseaba con la idea de un Jesús tentado por el Diablo con una vida junto a María Magdalena.
Sin embargo, nunca antes ningún director intentó darle vida a esta historia de sacrificio apasionado con toda la intensidad de detalle y realismo que permite la cinematografía. Para Mel Gibson, la realización de esta película ha sido el sueño de toda su vida, y llevarlo a la realidad le ha costado gran cantidad de su propia pasión y de la de muchos otros: “Mi intención con esta película era crear un trabajo artístico duradero y estimular serios cuestionamientos y reflexiones entre diversas audiencias de todos los ambientes”, comenta Gibson. Y continúa: “Mi mayor esperanza es que el mensaje de esta historia de tremendo coraje y sacrificio pueda inspirar tolerancia, amor y perdón. Sin duda, tenemos necesidad de todas esas cosas en el mundo de hoy”.

Gibson comenzó la investigación de documentos y eventos relacionados con la Pasión hace más de 12 años, cuando él mismo se encontraba en medio de una crisis espiritual que le empujó a reexaminar su propia fe y más en concreto, a meditar sobre la naturaleza del sufrimiento, el dolor, el perdón y la redención. Gibson, que como director recreó la Escocia del siglo XIII en "Braveheart" (1995), se dio cuenta de que ahora tenía la oportunidad única de darle vida al proyecto que residía en su corazón. Imaginó cómo aplicar las posibilidades de la poderosa y moderna tecnología – especialmente el realismo y la visceralidad de la fotografía, el diseño de producción y el estilo interpretativo del cine actual – al tema de la Pasión.
Gibson coescribió el guión de la película con Benedict Fitzgerald, quienes se sumergieron en los relatos de los Evangelios de Mateos, Marcos, Lucas y Juan, principales fuentes del guión. Aún así, Gibson sabía que se internaba en un terreno artístico inexplorado en gran medida, un campo en el que el arte, la crónica y la devoción personal se encuentran. “Cuando tocas una historia tan conocida y con tantas preconcepciones diferentes, lo único que puedes hacer es mantenerte lo más fiel posible a la historia y a tu propia forma de expresarla creativamente”, afirma Gibson. “Eso es lo que yo he intentado hacer”. Respecto a su decisión de lograr el mayor realismo físico, Gibson añade: “Realmente quería expresar la magnitud del sacrificio, al mismo tiempo que su horror. Pero también quería una película que tuviera momentos de verdadero lirismo y belleza y un permanente sentimiento de amor porque, a fin de cuentas, es una historia de fe, esperanza y amor. Ésta es, en mi opinión, la historia más grande que podamos nunca contar”.


Una de las primeras decisiones de Mel Gibson fue que el Jesús de su película hablara el mismo idioma que 2000 años atrás habló el Jesucristo histórico. Este idioma es el arameo, una antigua lengua semítica estrechamente relacionada con el hebreo y que hoy es considerada por algunos lingüistas como una “lengua muerta”, todavía utilizada en los dialectos de un pequeño número de personas residentes en remotas partes de Medio Este. De cualquier modo, el arameo fue la lingua franca de su tiempo, el idioma de la educación y del comercio hablado en todo el mundo, algo así como el inglés hoy día. Por el S.VIII a.c., el uso de la lengua aramea se extendía desde Egipto hasta Asia Mayor y Pakistán y fue el principal idioma de los grandes imperios de Asiria, Babilonia y posteriormente del Imperio Caldeo y del gobierno imperial de Mesopotamia. El idioma se propagó también por Palestina, suplantando al hebreo como lengua principal por algún tiempo, entre 721 y 500 a.C. Gran parte de la ley judía se creó, debatió y transmitió en arameo y fue la lengua que formó las bases del Talmud.
Jesús habría hablado y escrito lo que hoy se conoce como arameo occidental, que fue el dialecto de los judíos durante su vida. Después de su muerte, los primeros cristianos escribieron partes de inscripciones en arameo, propagando la historia de la vida de Jesús y sus mensajes en dicha lengua a través de muchos lugares.
Como lengua histórica de expresión de ideas religiosas, el arameo está en los orígenes que unen judaísmo y cristianismo. El profesor Franz Rosenthal escribió en el Journal of Near Eastern Studies: “Desde mi punto de vista, la historia del arameo representa el más puro triunfo del espíritu humano en su manifestación lingüística (que es la forma más directa de expresión externa de la mente)... Era la más poderosamente activa en la promulgación de asuntos espirituales”. También para Gibson hay algo inefablemente poderoso en el hecho de escuchar las palabras de Cristo expresadas en su idioma original. Y para conseguirlo, recurrió a la ayuda del padre William Fulco, Catedrático de Estudios Mediterráneos en la Loyal Marymount University y uno de los más destacados expertos del mundo en lengua aramea y culturas semíticas clásicas. Fulco tradujo el guión completo de "La Pasión de Cristo" al arameo de la primera centuria para los personajes judíos y al latín coloquial para los personajes romanos, guiado por sus extensos conocimientos lingüísticos y culturales. Después de traducir el guión, Fulco colaboró como profesor de diálogos durante el rodaje y se mantuvo al tanto durante toda la producción, atendiendo consultas y traducciones de última hora. Para autentificar aún más el lenguaje utilizado, Gibson también consultó a nativos que aún hablan dialectos del arameo.
El equipo de dirección se recorrió el mundo en busca de unas localizaciones que pudieran reproducir el aspecto y la atmósfera de la antigua Jerusalén y de sus áridos alrededores (el desierto de Judea) en la época de Cristo. Exploraron desde Marruecos a Túnez, pasando por Nuevo México y España, pero la logística requerida por tanto traslado era demasiado compleja. Finalmente, Gibson se vio atraído por Roma, ciudad que le ofrecía dos ventajas extraordinarias: los legendarios estudios Cinecitta, famosos por sus constructores artesanos de decorados, considerados los mejores del mundo y la cercana ciudad de Matera, de casi 2000 años de historia, un enclave idílicamente bello, con antiguos bloques de piedras y vistas a las montañas situada en la región de Basilicata; una ciudad que recuerda mucho a la propia Jerusalén, y que también fue la elegida por Pasolini como localización principal para "El Evangelio según San Mateo".
En estrecha colaboración con Gibson, estaban el diseñador de producción italiano Francesco Frigeri y el decorador Carlo Gervasi, a quienes se les asignó la tarea de diseñar unos escenarios tan colosales e históricos como el Templo, el Praetorium y el Palacio de Pilatos. En el momento de la muerte de Jesús, Jerusalén era una ciudad de gran esplendor, arropada por colinas y adornada con
vivos mercados, ciudadelas, puentes y viaductos y monumentos públicos. Hoy día no existe nada parecido (lo único que queda en pié del Gran Templo de Herodes, destruido por los romanos en el año 70, es el Muro Oeste de la ciudad moderna). De manera que en tan sólo diez semanas, Firgeri diseñó, desde cero, los escenarios de la ciudad a partir de 2 acres y medio de terreno a las espaldas de Cinecitta, reservando las colinas y salientes rocosos de Matera como telón de fondo. Basándose en la investigación, la versión comprimida de Jerusalén que Frigeri crea, refleja la mezcla de influencias en la ciudad, desde la romana a la herodiana, un lugar de altas columnas blancas, largos tramos de escaleras de piedra y galerías al estilo romano, casas de caliza tostadas por el sol, bazares callejeros al aire libre y callejuelas estrechas y sin pavimentar. Con sus amplios espacios y la infraestructura para levantar escenarios, Cincecitta es uno de los pocos lugares del mundo donde resulta factible recrear una ciudad entera. Mientras tanto, en Matera, el equipo de producción recreaba los altos muros de piedra que rodeaban a Jerusalén, las escenas de la infancia de Jesús y la crucifixión en el Gólgota. Igualmente importante de cara al estilo visual de "La Pasión de Cristo", es el trabajo del reconocido cineasta Caleb Deschanel. Invirtió muchas horas discutiendo con el director su visión de la obra, examinando los lienzos de Caravaggio (1571-1610), el innovador pintor del Renacimiento tardío, en busca de inspiración. Los ricos juegos de luces de Caravaggio, su realismo palpable y sus contrastes de oscuridad e iluminación espiritual, revolucionaron por completo la pintura sacra de siglo XVII, apartándose de la idealización de la experiencia religiosa. Gibson, igualmente, también quería romper el molde de los tratamientos esterilizados de la Pasión. Veía la inmediatez del estilo de Caravaggio como una meta para el estilo narrativo de la película. De este pintor, Gibson dice lo siguiente: “Pienso que su obra es maravillosa. Es violenta, oscura, espiritual y a la vez transmite cierta sensación de extrañeza”. Deschanel estuvo a la altura del desafío, rodando casi media película de noche o en interiores oscuros con objeto de lograr el efecto de una luz que lucha por abrirse paso desde la oscuridad. Salió tan bien que al ver las primeras imágenes rodadas, Gibson exclamó: “¡Caleb ha creado un Caravaggio en movimiento!El premiado diseñador de vestuarios Maurizio Millenotti, que ha trabajado con directores como Fellini, Zeffirelli o Tornatore, también se inspiró en los cuadros de Caravaggio, recurriendo a ricos matices contrastados de beige, marrón y negro. Igualmente, investigó en profundidad el amplio abanico de las vestimentas de las diferentes culturas del Jerusalén del siglo primero, vistiendo a las multitudes de la ciudad en túnicas de fibra natural, capas con capuchas y sandalias, mientras que los soldados romanos van ataviados con los pectorales moldeados y los cascos típicos. Al detalle de las texturas del vestuario de Millenotti se suma el trabajo hecho por los equipos de peluquería y maquillaje, dirigidos por el equipo de Keith VanderLaan y Greg Cannom. Gibson trajo al dúo y a su equipo hasta Italia porque tenía claro que necesitaba a los mejores expertos en maquillaje para crear el violento realismo que andaba buscando. Jim Caviezel se sometía a un arduo promedio de 4 a 8 horas diarias en la silla de maquillaje, mientras le transformaban con una serie de pelucas y apósitos de alta tecnología. Para las escenas del martirio de Cristo, el maquillaje se hizo aún más intenso según el rostro y los miembros de Caviezel atacados con saña y heridos por fases. Keith VanderLaan se encargó de investigar por su cuenta la anatomía de las crucifixiones, práctica sobre la que la ciencia médica opina que resultaría en una apreciable pérdida de sangre y dificultades respiratorias, entre otros sufrimientos. El equipo de efectos de maquillaje ideó diversos métodos para mostrar de forma gráfica la introducción de los clavos en la piel de Cristo y cómo la piel se caía a trozos con los azotes. Para crear cicatrices auténticas, el equipo de maquillaje preparaba la espalda de Caviezel todos los días hasta que acababa cubierto de magulladuras y heridas abiertas. Finalmente, VanderLaan ideó un doble de goma articulado para sustituir a Caviezel suspendido en la cruz en determinadas tomas largas, de modo que el actor pudiera descansar un poco.
Como notas curiosas, la película fue proyectada al Papa, quien declaró que "así ocurrió". La posición de la Iglesia católica ha sido en general favorable. Y además, Gibson tenía a un sacerdote canadiense celebrando una multitudinaria misa católica en latín todos los días antes del rodaje.

4 comentarios:

Samael dijo...

Extenso "cómo se hizo" de esta película que inspiró algunas partes de mi crónica de Vampiro EO. Buena documentación y un buen trabajo.

Barón de Moselle dijo...

Excelente trabajo de documentación sobre esta extraordinaria película que consigue impactarme una y otra vez, siempre que tengo la oportunidad de volver a verla. Coincido completamente contigo en la extrañeza que me supone el hecho de encontrar el DVD tirado de precio y sin un solo extra; es una verdadera pena, suerte que podemos contar con tu excepcional trabajo. Esperaré con impaciencia la segunda entrega.

Tempus dijo...

Gracias, mis queridos compañeros de blog. Sólo por vuestras palabras merece la pena el trabajo realizado y el Tiempo invertido.

tacáliz dijo...

Joder hermano... tus extras duran más que la película.
Se te ha olvidado mencionar las dos mejores "versiones" de la pasión: "La vida de Brian" y la pasión viviente de mi pueblo... jijiji
Para llevarte la contraria te diré que los decorados y localizaciones están muy mal... todo el mundo sabe que "Jesusito de mi vida" vivió en un super-bosque de musgo, con extrañas luces parpadeantes y un rio de papel aluminio lleno de patitos. Además no había romanos sino clips de playmobil.
Bromas a parte, buen post.
Fdo.: Judas Iscariote

Eryri