M. Carmen: Hola, soy Mari Carmen (…). Te llamaba por mi marido. Es que está en paro y quería saber si va a tardar mucho en encontrar trabajo.
Cavan: Vamos a ver, Mari Carmen, Mari Carmen… (Hace que se concentra) Bueno, Mari Carmen, tu marido no va a encontrar trabajo en un largo período de tiempo, por lo menos 5 años. Pero hay algo más. Un problema grave de salud.
M. Carmen: ¿De mi marido?
Cavan: No, no. Tuyo. Tuyo.
(…)
M. Carmen: Dios mío, ¿qué puedo hacer?
Cavan: ¿Me oyes, Mari Carmen?
M. Carmen: Sí, sí.
Cavan: Creo que deberías ir… preparándote para lo peor.
Rosario: Te lo he dicho mil veces. Que no cojas a nadie por la noche. Tú estás ahí para abrir la puerta, para nada más.
Mina: Es que era un cura.
Rosario: Pues como si es el Papa. Ya sabes que no te puedes fiar de nadie. Un día te sacan una navaja y se acabó. ¡El mundo está lleno de hijos de puta! A ver si espabilas… A la del segundo, la sacaron una jeringuilla y la robaron el bolso ahí mismo, en la escalera. Y suerte tuvo de que no la pasó nada más. No hay más que ver cómo se pone esta calle en cuanto llega la noche. Todo son putas (golpe al conejo). Negros (golpe al conejo). Drogadictos (golpe al conejo). Asesinos (golpe al conejo). ¡Qué asco! ¿Sabes lo que te digo? Que me gustaría que viniera uno aquí, a la pensión… Lo primero que le dejaba sin huevos de un perdigonazo con la escopeta de caza, ¡por cobarde! Y luego le rompería todos los huesos y lo dejaba sentado en una silla de rueda el resto de su vida. ¡Para que vea lo que es sufrir!
Encargado: Nombre. ¡Nombre!
Cura: Ángel...
Encargado: ¿Qué más?
Cura: Ángel Berriartúa.
Encargado: (Después de echarle una ojeada) ¿Es usted sacerdote?
Cura: Sí.
Encargado: Sacerdote (teclea). Bien... (Coge el libro mangado). “El mundo mágico del profesor Cavan”. ¿No le parece que es usted un poquito mayor para andar robando libros, padre?
Cura: Es que necesito ese libro.
Encargado: Yo también necesito un montón de cosas. Pero estoy aquí de 8 a 2 y de 4 a 9 para poder pagármelas.
Cura: No puedo comprarlo.
Encargado: ¿No puede comprarlo? ¿Y por qué no puede? ¿No tiene dinero?
Cura: No, no es eso.
Encargado: ¿Y qué es entonces?
Cura: Tengo que acostumbrarme a hacer el mal.
Encargado: ¿Y por qué tiene que hacer el mal?
Cura: Porque tengo que ponerme en contacto con Satán.
Encargado: Ya... con Satán. Pero eso no parece fácil.
Cura: No. Por eso necesito el libro. Soy catedrático de teología y llevo 25 años estudiando el Apocalipsis de San Juan y he descubierto que en realidad no es más que un criptograma.
Encargado: ¿Un crucigrama?
Cura: No, no, no. Un criptograma. A ver si me entiende... un mensaje en clave, un mensaje secreto oculto tras las palabras.
Encargado: Y usted lo ha descubierto.
Cura: Exacto... la semana pasada. La solución se basa en la transcripción numérica del Apocalipsis. Al principio utilicé la esteganografía de Tritemio... ¿ha leído usted a Tritemio?
Encargado: ¿A Tritemio? No... creo que no.
Cura: Pues es fundamental.
(...)
Encargado: ¿Y qué dice el mensaje, si se puede saber?
Cura: El mensaje es una cifra, una fecha. El día exacto del fin del mundo. Hoy concretamente, esta noche.
José María: Hombre, padre, ¿qué tal la habitación? ¿Está bien?
Cura: Sí muy bien, gracias. Necesito hablar contigo, Jose María.
José María: Oiga, si está mal o tiene algún problema le digo que la... que la cambien. (Mina entra en escena y mira embobado sus tetas).
Cura: José María. José María. (El otro sigue perdido en el escote de Mina).
José María: ¡Buf! "Ta"... "ta buena", ¿eh? Llevo un año intentado tirármela, pero no hay ná que hacer.
Cura: ¿Cómo?
José María: Tirármela. (Mientras gesticula) ¿Sabe lo que le digo? ¡Bah! Da igual, le digo que no hay ná que hacer... es de un pueblo de Toledo... (En ese momento, entra Rosario)
Rosario: Hola. Mina me ha dicho que está usted en la habitación nueva. yo soy Rosario. La madre de Jose María.
Cura: Encantado...
Rosario: ¿Se va a quedar a comer? Hoy tenemos conejo.
Cura: ¡Ah! No, no, no se moleste. Tengo que hablar con José María.
Rosario: Pero si tenemos mucho. (Se mete en medio) Ahora está trabajando en una tienda de discos, pero en realidad es un artista.
José María: ¡Que te follen! (Codazo brutal a José maría, que le tira de la silla)
Rosario: (Sigue, impertérrita) Ahora está haciendo un cursillo de dibujo, para el INEM, pero claro, como en la tienda no le han hecho contrato, pues... Que le aproveche, padre.
José María: ¿Qué se juega a que esta noche comemos otra vez conejo? ¡Siempre comprando las putas ofertas del supermercado!
Cura: José María, ¿puedo pedirte un favor?
José María: Lo que usted quiera. (Entra el abuelo, vestido únicamente con una bata, enseñando los huevos) ¡Abuelo! Abuelo... Este es mi abuelo. Es un cachondo. Ahora le ha "dao" por ir en pelotas por toda la casa. Abuelo, mira, te voy a presentar a un amigo. El padre...
Cura: Ángel, Ángel Berriartúa.
José María: ¡Jo, le quiero mogollón! (Saca unos tripis y, a modo de disculpa, añade) Esto es pa darle marcha, ¿sabe? "Pa" que no se me apalanque, que tiene una edad... Abuelo, toma. Ahí está. Dicen que es falta de riego, pero yo no me creo nada. El otro día me dijo que había visto a la Virgen (Risa perruna). Es la hostia. ¿Quiere usted un tripi?
Cura: No, no, no, gracias.
José María: Si no es por mí, la puta de mi madre hacía tiempo que le había metido en un asilo.
Cura: José María, tengo una misión.
José María: ¿Que se va de misiones?
Cura: No. Que tengo una misión que cumplir. Una cosa que tengo que hacer en al ciudad yo mismo. Tú eres satánico, ¿verdad?
José María: Sí señor. Y de Carabanchel.
Cura: ¿Sabes invocar al demonio?
José María: ¿Eh?
Cura: Es que necesito invocar al demonio.
José María: ¿"Pa" qué?
Cura: Es algo que tiene que ver con el Apocalipsis.
José María: ¿La película?
Cura: No, no. El libro de la Biblia.
José María: (Con cara de ignorancia supina) ¿?¿?¿?
Cura: Es igual. Esta noche nace el Anticristo. Pero no sé dónde. Por eso necesito invocar al Demonio.
José María: ¡Qué fuerte!
Cura: Ahora soy un pecador. He traicionado a Cristo, como Judas, para que la salvación sea posible.
José María: ¡Yo también soy un pecador... de la hostia!
José María: El programa de la semana pasada, ése sí que fue fuerte. Iba de una tía que la habían "violao" extraterrestres. ¿No lo vio?
Cura: No.
José María: Bueno. Luego entrevistaron a la tía y tenía una pinta guarra... seguro que había sido ella la que había ido provocando.
Ayudante 1: Aquí tiene lo que nos encargó.
Cavan: Esto... Esto es basura... ¡una mierda! ¿Habéis revisado la documentación del programa de sectas? (Caen en que no lo han hecho) Muy bien... si esto es todo lo que hay, estáis despedidos.
Ayudante 2: Si supiéramos lo que estamos buscando, sería más fácil de encontrar.
Cavan: ¡No me toques lo cojones, chaval! (Hostia) ¡Ya os lo he dicho! Un lugar, un sitio, coño. Yo qué sé... un edificio, una plaza, unos jardines, el lugar donde se reúnan los satánicos aquí en Madrid. ¡Pero no me vuelvas a traer otro niño endemoniado, por Dios, porque te parto la cara!
Ayudante 3: Ten en cuenta que sólo hemos tenido una hora. No hemos tenido tiempo ni para cenar. Nos hace falta tiempo.
Cavan: Si no lo tengo esta noche, ¡os lo podéis meter por el culo! ¡Y la cena también!
Cavan: Esto es un aviso para los 10 millones de gilipollas que están viendo este puto programa. El fin del mundo es esta noche, ¿entienden? ¡Esta misma noche! ¡Se jodió la Nochebuena, se jodió la Navidad! ¡Se jodió todo! ¡Todo! Mientras ustedes disfrutan del calor del hogar y cenan felices viendo la tele, afuera, en la calle, está comenzando el reino del Anticristo.
Cavan: ¿Qué es una iglesia? ¡Una cruz, joder! ¡Una cruz enorme! ¡Una cruz tridimensional! ¡Una cruz con puertas y ventanas!
Facha 1: Oye, ¿este no es el de la tele?
Facha 2: Sí, el hijo puta de las llamadas. El que dice el futuro.
Facha 1: A mi mujer le encanta su programa. ¿Sabes? Yo también adivino cosas. ¿No te lo crees? ¿Qué te parece esto? Veo... que dentro de poco vas a tener un grave problema de salud. Algo definitivo. Pero antes un villancico, ¿no?
Fachas 1 y 2: (Cantando a dúo) Veinticinco de Diciembre. Fun (patada). Fun (patada) Fun (patada).
Volved a ver la peli. O si no la habéis visto, hacedlo. Merece la pena.