viernes, 27 de abril de 2007

Jennifer Connelly





Antes de nada, me gustaría agradecer a Samael la dedicatoria de su anterior post. Eres grande, muy grande.



Y ahora comienzo con el auténtico cometido de esta publicación. Hablar de Ella. Sí, Ella. La actriz por antonomasia. La morena de ojos verdes, cara dulce y delicada y cuerpo de vértigo que hace que el cine brille un poco más.



Jennifer Lynn Connelly, nació el 12 de Diciembre de 1970 en Catskill Mountains, Nueva York (USA). Así que en estos momentos cuenta con 36 años bastante bien llevados.

Pero comencemos por el principio. ¿Quién no ha deseado ser el joven Robert De Niro de "Érase una vez en América" (Sergio Leone, 1984)? Nos hubiéramos escondido, espiado a hurtadillas sus suaves pasos de ballet y puede que también nos hubiera ofrendado a nosotros su primer desnudo. Gran película de brillantes interpretaciones y sobrecogedoras imágenes que la gente no respeta en exceso pero que yo defiendo como una de las grandes pelis de gángters del cine (junto con "los padrinos" y Scorsese).

El italiano (como Leone) amante del "giallo" Darío Argento, la dirigió un año más tarde en la sosa y efectista "Phenomena". Una pena, pero la chica necesitaba crecer en todos los sentidos.

Y llegamos a uno de los momentos grandes de esta actriz. Sus peripecias por el laberinto de Jim Henson, con 16 años, junto a gusanos con bufanda, trolls, pantanos flatulentos y demas "puppets", acompañada por David Bowie (el malvado Rey de los Goblins) me hicieron enloquecer. Si soy sincero, cuando ví "Dentro del Laberinto" con muy pocos años, me molaron mucho los muñequitos y la historia. Pero luego volví a ver imágenes de Jennifer y, gracias a mi amigos, la película en DVD (en una preciosa edición especial, os lo agradeceré siempre) descubrí esa gran actriz que se esconde en ella. Su transformación a lo largo del film y su interactuación con las marionetas son memorables. Empezaba a despuntar lo que vendría después. "Ya no tienes poder sobre mí", le decía a Bowie. ¡Qué razón llevaba!

Luego comenzaron una serie de películas donde se explotaba uno de sus rasgos más fascinantes: su cara (algo infantil y aniñada) unida a un cuerpo plenamente desarrollado y bastante exuberante. Una combinación explosiva, pero que la llevó a encadenar películas más malas que buenas donde, eso sí, lucía palmito con honores de estrella. Entre ellas figuran "The Hot Spot" (aka "Labios Ardientes"; Dennis Hopper, 1990); "The Rocketeer" (Joe Johnston, 1991), "Higher Learning" (aka "Semillas de Rencor"; John Singleton, 1995) [donde hacía de lesbiana] o "Mulholland Falls" (Lee Tamahori, 1996) [en la que moría al empezar la película dejando, eso sí, unas cintas en las que retoza alegremente con John Malkovich y Nick Nolte]. Poco que resaltar.

Pero luego viene el renacer de Jenniffer, una película pequeña, pero que a mí me encanta. "Dark City" (Alex Proyas,1998). Una historia gótica, con influencias del cine negro y de la ciencia ficción más apocalíptica. Es una pena que el casting incluya a un actor tan gañán como Rufus Sewell, protagonista de la cinta y hombre de carisma bajo cero.

Un parón de dos años en el cine para replantearse todo y en el año 2000 nos regala películas como "Waking the Dead" (Keith Gordon, 2000) y "Requiem por un Sueño", (Darren Aronofsky, 2000). En la primera, aunque la historia es una ñoñería, Jennifer nos regala su cuerpo generosa y sin reservas. Se observa un afilamiento en su rostro y el comienzo de un gesto que repiten algunos de sus personajes, consistente en mirar hacia abajo, humedecerse los labios y mirar de nuevo al interlocutor con una sonrisilla deliciosa. En la pesadilla en cuatro actos del sobrado de Aronofsky, nos empieza a enseñar que ni las ojeras ni las caras de colgada la hacen perder un ápice de su belleza. Inolvidable momento en el baño mientras habla por teléfono con su novio en la ficción (Jared Leto) mirándose al espejo y, tras colgar, rehace su maquillaje gótico. Tremendo.

LLegan los grandes títulos para el gran público. El Oscar a la mejor actriz de reparto por "Una Mente Maravillosa" (Ron Howard, 2001) hace que se la tenga mucho más en cuenta. Alcanza el reconocimiento merecido con un personaje duro y en ocasiones áspero, que ayuda incondicionalmente al esquizofrénico Russell Crowe. ¿Qué decir de cuando, mirándole a los ojos en su despacho le dice: "¿Usted come?" ? "Hulk" (Ang Lee, 2003), para mí una de las mejores pelis de superhéroes, junto con "Spider-Man" de Sam Raimi. Una historia que humaniza a Bruce Banner (Eric Bana) y nos plantea el hecho de que Jennifer es capaz de "desinflar" al gigantón verde. Con el Oscar elegía mejor, y llegó "Casa de Arena y Niebla" (Vadim Perelman, 2003). Otra incríble interpretación, esta vez de una alcohólica desahuciada y con una moral discutible que no duda en usar todos los métodos de que dispone para recuperar su casa. Con ecos de gran tragedia, la peli tiene cierto tufillo a telefilm de sobremesa de lujo, pero los actores y la sobria dirección del ruso Perelman, consiguen elevarla por encima de esa peligrosa media.

Otro parón, que nos acerca a la última terna de películas que ha rodado. Vamos por partes. "Dark Water" (Walter Salles, 2005); remake de la peli japonesa del mismo título (tremendamente aburrida), que el director brasileño de la muy estimable "Diarios de Motocicleta" convierte casi en un drama psicológico apoyado en la gran Jennifer. "Juegos Secretos" (Todd Field, 2006) un drama en la línea de "American Beauty" (Sam Mendes, 1999). Por desgracia, apenas podemos disfrutar de su presencia, pues es un personaje bastante secundario, debido al guión o a la sala de montaje. En "Diamante de Sangre" (Edward Zwick, 2006), interpreta a una fotógrafa. Cabe destacar, aparte del personaje que construye DiCaprio, la camisa azul que lleva Jennifer en una escena del film, junto con sus ojos verdes que destacan sobre las praderas africanas.

Por desgracia, parece que Jennifer Connelly está perdiendo peso. No estás gorda Jennifer, esos bracitos que tienes en alguna foto dan miedo. Desde aquí pido que nos unamos para decirle que deje de adelgazar. Te deseamos una carrera fructífera y muchos éxitos. Siempre quedarán en mi retina momentos destacados de tus películas. Para la más bella mujer que jamás conocí (aunque sea sólo mediante fotos).

PS: Dedicado a tres grandes mujeres: Helenia, Jeannine y Shyleena.

4 comentarios:

tacáliz dijo...

Lo mejor de Jennifer es sin duda su marido Paul Bettany.
jijiji

Tempus dijo...

Al Paul Bettany ese le diría un par de cosas como me lo encontrara por la calle.

Anónimo dijo...

Un artículo muy interesante, Tempus. Conozco a alguna fémina que se sentiría terriblemente agraviada al no ser incluída en tu clasificación de grandes mujeres.
Me encantaría ver a Shyleena deambulando por el laberinto de Jennifer. Seguro que eso alegraría la vida a más de un goblin...
Me quedo con la frase: "...cara (algo infantil y aniñada) unida a un cuerpo plenamente desarrollado y bastante exuberante".
La "enfermedad es patente". Jajaja

Tempus dijo...

Jennifer me supera, y Shyleena nació y creció al amparo de su cuerpo. Si supieras más de mi enfermedad, comprenderías el porqué de esas tres mujeres. Si quieres saber más, ya sabes dónde estamos. Eso sí... ¿te atreverás a mirar?

Eryri